En un bol coloca la leche, el agua, el aceite, el azúcar y la levadura seca, mezcla todo muy bien hasta homogeneizar.
Agrega 1 taza de harina para todo uso y mezcla bien.
Tapa el recipiente y déjalo reposar durante 15 minutos.
Pasado ese tiempo, añadimos la clara de huevo y mezclamos bien.
Luego agrega gradualmente la harina de trigo y 1 cucharadita de sal, mezcla bien y continúa agregando la harina de trigo.
Cuando ya no puedas mezclar con la cuchara, usa tus manos para amasar.
Una vez hecho esto, colócalo en el bol y déjalo reposar durante 1 hora y media.
Pasado ese tiempo, espolvorea harina sobre la mesa y vierte la masa.
Hecho esto, divide la masa en 16 partes iguales y haz bolitas todas.
Con las manos, aplana las bolas hasta que no queden ni muy gruesas ni muy finas.
Transfiere la masa a un plato con harina y pon 1 cucharadita de mantequilla, extendiendo uniformemente. Coloca una masa encima de la otra y unta con mantequilla cada capa.
Después de haber hecho esto, coloca la masa en el congelador durante 30 minutos.
Pasado ese tiempo, colócalo sobre la mesa y ábrelo hasta que tenga un diámetro de 35 cm.
Corta la masa en 16 rebanadas iguales, como si estuvieras cortando una pizza.
Ahora, enrolla cada rebanada, desde la más gruesa hasta la más delgada. Haz esto con todos.
Una vez hecho esto, coloca todos los rollos en una bandeja para hornear engrasada con papel manteca.
Pincela sobre los panes la mezcla de 2 claras de huevo con 2 cucharadas de crema de leche.
Hornea en horno precalentado a 180 grados durante unos 35 minutos.
Sírvete.