En una sartén grande, a fuego medio-bajo con aceite vegetal caliente, añade las rebanadas de pan y fríelas hasta que estén doradas. Retira y reserva.
En un bol mediano, coloca la salsa de tomate. Sazona con la sal, la pimienta negra, la páprika dulce, el orégano y mezcla bien.
Para armar el platillo: en un refractario grande, coloca la mitad de la salsa en el fondo y espárcela.
Añade una capa de rebanadas de pan cubriendo la salsa. Encima, reparte 200 g de queso crema untable y extiende de manera uniforme.
Agrega 100 g de jamón rallado, 200 g de mozzarella rallada, la otra mitad de la salsa y cubre con otra capa de pan frito.
Vierte encima otros 200 g de queso crema y extiende bien.
Añade el resto: 100 g de jamón rallado, 200 g de mozzarella rallada, el parmesano rallado, orégano al gusto y finalmente las rodajas de tomate.
Lleva al horno precalentado a 200 °C y hornea durante 15 minutos, o hasta que el queso se derrita y gratine.
¡Sirve y disfrútalo!