En un recipiente coloca la leche tibia, el azúcar y la levadura en polvo, mezcla bien.
Añade el aceite, la clara de huevo y vuelve a mezclar.
Añade la sal y la harina poco a poco, sigue mezclando y añadiendo la harina. Cuando ya no pueda mezclar con la cuchara, utiliza las manos para mezclar hasta que se convierta en una masa suave y homogénea.
Añade la mantequilla y vuelve a mezclar.
Una vez hecho esto, cubre el bol con film de plástico y déjalo reposar durante 1 hora.
Cuando haya doblado su tamaño, colócalo en la mesa y córtalo en 12 trozos iguales, extiende cada trozo con un rodillo.
Espolvorea harina en la mesa y abre una de las bolas, hazla tan gruesa como un palillo de barbacoa.
Después de abierta, tomar un palillo y haz marcas en la masa, una línea cerca de la otra.
Da la vuelta a la masa, coloca un poco de queso mozzarella cerca del borde y enrolla el lado que tiene el queso mozzarella hasta que pase un poco de la mitad de la masa y enrolla también el otro extremo hacia el centro.
Dobla la masa por la mitad, asegurándote de que los dos extremos se unen.
Repite este proceso con el resto de la masa.
Colócalos en una bandeja de horno antiadherente forrada con papel de hornear, cúbrelos con un paño y déjalos reposar durante 15 minutos.
Por último, pincela la yema de huevo sobre los bollos y mételos en el horno precalentado a 180 grados durante 20 o 30 minutos.
Pasado este tiempo, sácalas del horno, cúbrelas con un paño y déjalas reposar durante 5 minutos.
Sirve.
Juan hace 2 meses
Sabrosas